Hay un mal en todo el mundo
del que se ha hablado y escrito mucho, y contra el cual se han
establecido y “emprendido” serios planes para su erradicación, pero este
persiste y se incrementa día a día: el hambre
La
llamada gripe porcina y anteriormente la gripe aviar, el mal de las
vacas locas, el ébola, causaron un sorprendente movimiento mundial que
me alegró sobremanera, pues percibí una solidaria preocupación por el
bienestar de las mayorías. Creí –iluso yo– que los tiempos habían
cambiado, que el mundo no se había “globalizado” en vano, y vislumbré
que otros males que azotan a la humanidad podían afrontarse con el mismo
ahínco mostrado por todos los gobiernos e instituciones internacionales
en esos días de evidente temor ante los pequeños gérmenes.
Enfrentar una posible pandemia, la
cual no hace distingos de raza, género, religión, posición política,
situación económica, desarrollo industrial, conocimiento intelectual,
poder bélico o cualquier otro de esos “factores” que siempre sacamos a
relucir para sentirnos por encima de los demás, nos hizo temblar sin
misericordia; del mismo modo como nos horrorizamos ante los delitos de
lesa humanidad, como el genocidio, el narcotráfico, la trata de
personas, la pedofilia…
Sin embargo, hay un mal en todo el mundo del que se ha hablado y escrito mucho,
y contra el cual se han establecido y “emprendido” serios planes para
su erradicación, pero este persiste y se incrementa día a día: el hambre.
Datos al canto, FAO y ONU
“A
trece años de la Cumbre Mundial sobre Alimentación que se realizó en
Roma, Italia, en la que se propuso acabar con el hambre en el mundo para
el 2015, éste no se ha reducido, sino que por el contrario ha
aumentado, hoy hay 963 millones de personas hambrientas en el mundo.
La Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), hizo un
llamado a todos los países que formaron parte de la Cumbre, para que
cumplan el compromiso asumido en esa oportunidad, que fue el de bajar a
la mitad el número de pobres para el 2015.
Cuando se llevó a cabo dicha Cumbre
había 800 millones de hambrientos en el mundo, para el 2007 aumentaron
en 23 millones y actualmente hay 140 millones más de personas con hambre
en todo el mundo.
Para lograr este compromiso tomado en
la Cumbre, el mundo debería tener 31 millones de hambrientos menos al
año hasta el 2015, mientras que lo que en realidad sucede es que la
cantidad crece en unos 4 millones al año.
Las cifras aumentan año tras año debido principalmente al alza de los precios en los alimentos, y la actual crisis económica y financiera mundial va a conducir todavía a más gente hacia el hambre y la pobreza (según informes de la ONU).
"Está reconocido que los recursos de la tierra,
considerados en su totalidad,
pueden alimentar a todos sus habitantes..."
Sin
embargo, el hambre aún tiene solución, siempre y cuando se tomen
medidas y acciones concretas: desarrollo rural y agrícola en pequeña
escala, inversión en los sitios más desfavorables, transparencia en los
gobiernos, cambios en las reglas del comercio internacional que las haga
más justas para los pobres, redes de contención para los grupos más
vulnerables, y un veloz incremento en el nivel de ayuda oficial.” (29 abril 2009, http://claupia-milugar.blogspot.com)
Antiguo y masivo problema
“El derecho a la alimentación es uno de los principios proclamados en 1948 por la Declaración Universal de Derechos Humanos(2).
La Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social precisaba, en 1969,
que es necesaria «la eliminación del hambre y la malnutrición y la
garantía del derecho a una nutrición adecuada» (3). Asimismo, la Declaración universal para la eliminación definitiva del hambre y de la malnutrición, aprobada en 1974,
dice que toda persona tiene el derecho inalienable de ser liberada del
hambre y de la malnutrición para poder desarrollarse plenamente y
conservar sus facultades físicas y mentales (4).
En 1992, la Declaración mundial sobre la nutrición reconocía también que «el acceso a una alimentación nutricionalmente adecuada y sana es un derecho universal» (5).
Se trata de afirmaciones muy claras.
La conciencia pública ha hablado sin ambigüedades. No obstante, millones
de personas están marcadas todavía por los estragos del hambre y de la
malnutrición o por las consecuencias de la inseguridad alimentaria. ¿Radica la causa en la carencia de alimentos? Absolutamente no.
Está reconocido, generalmente, que los recursos de la tierra,
considerados en su totalidad, pueden alimentar a todos sus habitantes
(6); en efecto, los alimentos disponibles por habitante, a nivel
mundial, han aumentado alrededor de un 18% en los últimos años (7).
El desafío que se plantea a toda la
humanidad es, desde luego, de orden económico y técnico, pero más que
todo de orden éticoespiritual y político. Es una cuestión de solidaridad
vivida, de desarrollo auténtico y de progreso material.” (Introducción
del documento «El hambre en el mundo. Un desafío para todos: el
desarrollo solidario».
http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/corunum)
¡Basta de hipocresía!
Es cierto eso de que no hay peor
ciego del que no quiere ver. Se dice mucho, pero se hace poco. Sin
embargo, para salvar a los grandes banqueros que mueven y controlan
inmensos capitales que no son de ellos, los países del G-8, el Fondo
Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y otras
instituciones se unieron para evitar que su caída afectara la
estabilidad de la economía mundial.
Con la misma voluntad, rapidez y
colaboración con que se reacciona ante un sismo de grandes magnitudes,
se debe afrontar el hambre. No se trata sólo de Africa, porque ¡son casi
mil millones las personas afectadas!
Josette Sheeran, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, dijo a la agencia Reuters en setiembre 2009 que: “El número de personas famélicas superará este año los 1.000 millones por primera vez en la historia”. Además indicó que: “Resolver la crisis alimentaria costaría menos del 0, 01 por ciento del paquete de rescate de la crisis financiera mundial”. ¿Qué se ha hecho desde entonces?
Nota: Este artículo fue publicado en Globedia el 23 de marzo de 2012.
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