sábado, 16 de junio de 2012

Información, ¿nuevo opio del pueblo?


El medio no es el fin, el objetivo es llevar información veraz, 
objetiva, recreativa, educativa y, principalmente, 
trascendente, humanizante y que despierte el espíritu
 (Esta nota fue publicada en Globedia el 21-07-2009, hace casi tres años, pero la situación general sigue siendo la misma)

El manejo de la información es una de las mejores armas del sistema capitalista para dominar las masas. Es preferido por los liberales y especialmente por los ultras neoliberales, porque es menos visible y no causa escándalo como la represión policial o militar, aunque en sí es una represión intelectual o ideológica.
Mediante la manipulación informativa se adoctrina a los cachorros de los explotadores para que mantengan las cosas como están (el status quo) y se “adormece” a los ejércitos de explotados para que no cuestionen la situación. Por eso los emperadores romanos le daban al pueblo “pan y circo” para que, con la barriga llena y entretenidos, no tuvieran tiempo de cuestionar su realidad ni pudieran ver que ellos se comían la carnecita.

Libertad libertina
En el Perú, ahora los centuriones apristas le dan al pueblo “pan con libertad”... Pero, ¿de qué libertad se trata? De una que no toque la estructura del sistema, y de ese modo perdure por siempre. La libertad de ser democrático cada cinco años (aunque tengas que escoger lo menos malo), tener tu blog para que creas que opinas o perderte en los cuatrillones de páginas que hay en internet y así no encuentres información trascendente que despierte tu espíritu; también puedes elegir en la televisión ver a Magaly o a Beto, “luchar” enviando mensajes para que Gise le realice su sueño a quien tú decidas apoyar (como si fuera directamente a él o ella, pero sólo ayudas a financiar el programa), reír un poco con las sandeces de Bayly o llorar viendo como ayudan a una familia que sufre una vida extrema. Eso sí, se ayuda ¡una por semana! Es decir, 52 al año. Ni una más, porque si se ayuda a muchos, ¡la chusma se acostumbra y empieza a exigir cambios!

Muchos medios, ninguno entero
Así como en la televisión, con los periódicos sucede algo similar. Puedes elegir a La Primera un Correo o El Comercio que muestre como La República alcanza la admiración mundial por su crecimiento económico. Al menos eso dice El Men del Estado, aunque no tenga La Razón... Es Popular que, Sin Tapujos, El Bocón del presidente te haga El Chino cuento de que el Perú21 avanza hacia el desarrollo en un tren Expreso y los pobres disminuyen en el país porque se sacan la Tinka y la reparten entre sus vecinos, y no porque mueren de hambre, de frío o por viajar en bus o en combi.
Por otro lado, si eres Trome porque rezas y vas a la procesión en octubre, pero OJO, gustas del escándalo, el chisme, las “heroicas” fugas de los delincuentes, ver sangre y muertos en las carreteras o gozas conociendo la “interesante” vida de los gays y las intimidades de los figuretis que se sacan los trapitos sucios en público, debes sentirte orgulloso porque compartes tu preferencia ¡con cientos de miles de lectores!
También puedes leer Depor, Todo Sport y Líbero, que sólo escriben sobre fútbol y no les interesan los otros deportes aunque en ellos los peruanos ganemos medallas de oro, o La Tribuna, Antauro, Extra, Gestión, La Nación o Sol de Oro, de los cuales no opino porque no vale la pena. Son más de 26 periódicos los que existen en Lima, a pesar de que tenemos una de las lectorías más bajas de Sudamérica y algunos solamente son leídos cuando están colgados en el quiosco.
Pero, ¡Ajá!, y esto es lo que demuestra que no sólo la pornografía y la pasta básica de cocaína vuelve estúpidos a sus consumidores, TODOS, incluido el diario oficial El Peruano, ¡SE IMPRIMEN EN PAPEL CHILENO!

Publicidad, ¿la madre del cordero?
¡El Perú avanza!, es hoy por hoy el eslogan más difundido en todos los medios de comunicación. Parece ser que, al igual que en el primer gobierno aprista y como lo denunció Fujimori en su primer mensaje a la nación, el Estado es –otra vez– el mayor anunciante del país.
Gordillo, ¿otra vez la hiciste? ¿Que quién es Gordillo? Un compañerito aprista que supo “agenciarse” cuando los doce apóstoles de Alan lo pusieron a la cabeza del diario HOY, es decir, creó algunas agencias de publicidad para “canalizar” los avisos generados por las entidades del Estado. ¡Quince por ciento de comisión, libre de polvo y paja!
¿Cuánto dinero de todos los peruanos gasta en su campaña publicitaria el gobierno aprista ahora? ¿Alcanzaría para devolver sus aportes a los fonavistas? Tal vez, o quizá hasta alcance para completar la construcción del tren eléctrico y así no culpen al gobierno del “Chino rata” de haberse negado a culminar la obra por mezquindad política, como aseguran en una página web.
Hermanos, ¡hay mucho que hacer!... y mucho por conocer.

Monumento a la Soberbia Política. En la cuadra 13 de la avenida Arenales de Lima, sobre propiedad del IPSS, con dinero de todos los trabajadores fue edificado en 1987, durante el primer gobierno de Alan. Veinte pisos de estructura inútil porque el terreno en que se asienta es débil, y ocuparla causaría su derrumbamiento.
Se parece a algunas personas y agrupaciones políticas peruanas: grande y notorio, pero vacío, inútil y sin que nadie sepa cómo apareció pero está allí. Una pinta prometedora pero sin futuro porque sus bases son débiles.
Todos los políticos y aquellos que ocupen un cargo público, al iniciar su gestión deberían pararse ante esta estructura, a fin de que sientan lo inmenso, visible e irreparable en que pueden resultar las decisiones que tomen si se fundamentan en la “coimisión”.
Nota de Redacción: El IPSS se llama ahora EsSalud. Me han informado que la fecha de edificación que señalo es errada, pues habría sido construido durante el gobierno de Morales Bermúdez. Sea quien fuere el culpable, ha desperdiciado, ha malgastado el dinero de los trabajadores y se merece una sanción. Para que no quede impune, el Congreso, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalia de la Nación o el actual Directorio de EsSalud debería investigar quiénes son los responsables y emitir una sanción, aunque sea moral.

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