jueves, 7 de junio de 2012

Una hora, ¿es suficiente?



Mantener en buen funcionamiento la gran nave que conduce a la humanidad por el espacio requiere que conozcamos aquellas acciones que la dañan, ¡y no las hagamos!

Con estusiasmo se celebró la Hora del Planeta en muchas ciudades del mundo. En la capital peruana la participación de muchos personajes públicos, entre ellos la alcaldesa de Lima y el ministro del Ambiente, fue bastante llamativa. En la Plaza Mayor se reunieron cientos de personas, que encendieron velas al ser apagado el alumbrado público durante 60 minutos. Pero, ¿esto es suficiente?, ¿nada más podemos hacer para mantener en buen estado la gran nave que conduce a la humanidad y demás seres vivos por el espacio?
Definitivamente, no es suficiente, pero podemos hacer más. Pequeñas acciones que están al alcance de cada uno de nosotros y los gobiernos coordinar medidas globales que eviten el desastre que se vislumbra.
Sabemos que los efectos de la contaminación y la depredación forestal están manifestándose con más fuerza en todas partes, con lluvias intensas, inundaciones, olas de frío, sequía, deslizamientos, y los que gimen y se lamentan son aquellos que sufren estos hechos, pero los que no han sido tocados por ellos continúan con el mismo ritmo de vida: consumiendo, consumiendo, consumiendo...
El consumo desenfrenado es lo que ha desequilibrado todo, al punto de que ahora hay millones de personas que beben solamente agua embotellada y hay países en que cada día sus ciudadanos fuman 100 millones de cigarrillos. Lo gravísimo es que en las tres últimas décadas se ha consumido la tercera parte de todos los recursos naturales... por lo que pronto podríamos tocar el fondo de la despensa, ¡y no hallar nada que comer!
Lo gravísimo es que en las tres últimas décadas 
se ha consumido la tercera parte 
de todos los recursos naturales
Hechos saltantes son que el 5 por ciento de la población mundial (los estadounidenses) consume el 30 por ciento de los recursos del planeta y en la región amazónica se pierden 2 mil árboles por minuto que han tardado varias décadas en crecer. Por otra parte, la leche materna, el mejor de los alimentos, es ahora el recurso más contaminado por los cientos de productos químicos que se usan (Ver: The History of Stuff, with Annie Leonard / La historia de las cosas. Http://www.youtube.com/watch?v=5BSmAmQ3SDM&feature=related).
Vea este video y difúndalo, así seremos conscientes de lo que ocurre en realidad. Por lo pronto, no queme basura ni elimine plantas, por más pequeñas que sean, si no es estrictamente necesario. Más bien, siembre algunas en macetas. Controle el uso de fertilizantes y pesticidas. No bote basura en cualquier lugar ni eche al desagüe el aceite en que ha frito. Las pilas y los desechos electrónicos échelos en los depósitos especiales que hay en algunos centros comerciales. Ahorre energía, use combustibles limpios y consuma productos naturales.
Pero sobre todo, disminuya el consumo de carnes, de res y de pollo, porque para producir un kilogramo de estas se requiere cientos de kilogramos de productos agrícolas y miles de litros de agua. Si los humanos consumiéramos más vegetales, especialmente los de hojas verdes, no sufriríamos tantas enfermedades ni gastaríamos en medicinas sintéticas. Ahora hay más farmacias y boticas que juguerías, y los niños ya no piden limonada o jugo (ni los padres se los dan) sino aguas con colorantes y gas que saben a frutas (pero que no tienen ni una pizca) que se venden embotelladas.
Cambie su estilo de vida, no deje que "la moda" y el "conservar el nivel" abran su cartera o billetera para comprar cosas que no necesita o usará solamente una vez, porque el consumo desenfrenado es lo que está dañando nuestro planeta.

Nota: Este artículo fue publicado en Globedia el 1 de abril de 2012.

No hay comentarios:

Publicar un comentario